viernes, 28 de diciembre de 2007

El precipicio

De pie frente a ti
perplejamente sumergido
en el delirio
que el mirarte me provoca.

De pie frente a ti
arrastrado como una ola
en la marea de tu cuerpo
que golpea y golpea
con invisible insistencia
mi boca hasta romperla
de besos que estallan

y se extienden
con violenta suavidad
sobre la arena de tu deseo.

De pie frente a ti
extraviado en el desorden
de tu cabellera disparatada
que como fuegos de artificio
le caen a tus hombros desnudos
llenándolos de cometas
y constelaciones rizadas.

De pie frente a ti
entonces
inundado sólo
por el lenguaje perturbador
del beso y la caricia,
mientras el aire golpea el silencio
que rodea los límites territoriales
de mi palabra,

de pie frente a ti,
me arrojo al precipicio de tu ser
envuelto en llamas crepusculares.

Obstinado deseo

Siempre deseo
navegar tu cuerpo
con mi barco de besos
empujado sólo
por la marea de mis manos.

Siempre deseo
recorrer tu impactante geografía
con mi sed de animal salvaje
llevado por el instinto
que agita tu delirio indómito
como un caballo desbocado.

Siempre deseo
derribar tu cintura
con la fuerza de mi brazo
y anclar mi cuerpo al tuyo
como una embarcación portentosa
en un frágil puerto que lo abraza.

Siempre deseo
viajar por tu piel
cerrando tras de mi
la puerta del tiempo que nos contiene
y envuelto por el fuego de tu aliento
hacer que te pierdas
en la inmensidad crepuscular
de tu esencia femenina.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Flores de primavera

Hay besos que recorren
las imperceptibles distancias
de un amor incontenible
esperanzados apenas,
en quemarse en la hoguera
de tus labios crepusculares.

Hay besos que palpitan
sigilosamente inquietos
en la orilla de tu boca agitada
esperanzados apenas
en que los míos vayan por ellos
con resuelto galope.

Hay besos que mueren
heridos por la fugacidad
del tiempo y las circunstancias
oprimidos por un gesto inconcluso
y una caricia que no voló
rumbo a tu mejilla aterciopelada.

Hay besos que se apagaron
sin ser nuestros eternamente
porque el orgullo fue más poderoso
o la rabia más dominante
o la rutina más dictatorial.

Pero ¡ay de los besos que nos dimos!,
¡los que encendieron la noche
cuando recién mi boca se llenaba
de tu nombre que al pronunciarlo florece!
¡los que brotaron en la punta
del deseo a quemarropa...!

...por esos besos, Amor mío,
es que la tierra sigue llenando de regalos
el vientre abotonado de la primavera.

Es curioso, verdad?

Es curioso como de pronto
las cosas pierden su invisibilidad.
Como de pronto apareces
como una cita esperada por años
al otro lado de mis besos
sonriendo y dejándote llevar
por la marea de la música
que acompasa el rítmo del recuerdo
que esperó una eternidad
para ese minuto visible
a la orilla del tiempo
y las circunstancias encontradas.

Es curioso como palpitan ciertas cosas
ancladas en una isla
ajena y lejana de las fauces del tiempo,
como una conversación pendiente
sobre una vida que nunca nos perteneció
y que nunca se repetirá.

Es curioso, verdad?

Quién sabe

¿Por que la vida se empeña
en sacarnos pedazos del alma
que sangran en silencio
y no cicatrizan nunca?

¿Por qué la vida insiste
en ponernos en un cruce de caminos
donde la elección
siempre nos deja el corazón herido?

¿Por qué a pesar de que la vida
nos doblega y crucifica
nos amasa e incinera
las pequeñas ilusiones marchitas
insistimos en aferrarnos a ella?

¿Por qué se tiene que amar así
perdiendo la vida en cada suspiro

arrojándose al vacío
de una mirada que ya no nos me pertenece?

¿Qué es vivir queriendo lo que no se tiene
o añorar muriendo lo que se ha perdido?

¿Es vida acaso ver nacer un beso
que no encuentra el refugio dulce de tu boca
o lanzar una caricia que se pierda
sin llegar a los confines de tu cuerpo agitándose?

viernes, 21 de diciembre de 2007

Hacia dónde

La encrucijada del amor
dónde me lleva
en la densa marea
de metálicos violines

que orquestan la vida
con agudas tonalidades?

Dónde se entrecruza
el cauce de dos islas
cuyo origen
fue un mismo continente

y que hoy forman un archipiélago?

Hacia dónde el viento arrastra
la melena de los árboles
y la desordena
como mis besos
desordenan tu cuerpo,
en una lluvia
de inesperadas tempestades?

Los arrecifes del amor
qué misterios guardan
en la profundidad
del alma en la que habitan

sorpresivamente?

El navío

El navío
deja una costura blanca
en el lago Ranco mientras lo monta

con impensado frenesí
como una sonrisa de marfil
que las aguas deshacen
con ondeada prisa,
porque el lago
verdaderamente sonríe,
cuando los niños
saltan y juegan
sobre su traje mal planchado

y lo rompen eternamente.

jueves, 20 de diciembre de 2007

El beso

Mi alma se recoge
como la espuma del mar cuando tirita.
Mi ser se contrae
como los colores de Septiembre
cuando se revolotea
encumbrado
en la sonrisa de un niño pobre.

Mis sentidos se agitan
como el canto
de la bandada que hacia el sur
sigue tu aroma.
Mi cuerpo se evapora
como la sal
entre los dedos de la arena
cuando el mar respira:

despierta el dormido
y mi corazón es un martillo
que golpea una y otra vez
con la luz de mi beso que se asoma
en el horizonte de tu boca.

¡Cómo puedes dar,
dar tanto!
¡Cómo puedes hacer,
hacer tanto!...con un beso.

Hoguera de tenecesito

Abrasadora mariposa
que entibias la mirada
de ese invierno en aguacero

absuloto e inplacable,
que me inunda y entristece siempre.
Tengo un bolsillo de ilusiones
abiertos como un manojo de esperanzas
que estallan cuando me miras.
Tengo una barajada de crepúsculos
que le florecen al ocaso
cuando amanece
en la puerta de tus sueños.

¡Ah compañera
ave predilecta del sentir!
Amor virgen que se riega en la aurora,
al rocío de alas felices.
Oleaje de abrazos.
Beso agudo
como flor abierta.
Caricia tenue
como pétalo deshojado.
Pasión cristalina
como manantial que se rompe,

en la boca del río desbordado.

Mujer gesto
mujer niña
mujer beso:
no me preguntes si te amo
no quieras averiguar lo que ya sabe
tu nombre cuando lo digo,
porque no hay
para el amor más sitio
ni hoguera de tenecesito
que el lugar de nuestras sombras
empinadas en un púrpura infinito.

Desnuda

Verte a ti desnuda
envuelta por la frágil
levitación del sueño
que deambula entre parajes
y proporciones.
Verte a ti desnuda
como una playa inclinada
donde olas
de mis caricias se orillan
una y otra vez
con infinita insistencia.
Verte a ti desnuda
es presenciar absorto
el origen del caudal
donde la pasión se desata.

Verte a ti desnuda
es presenciar absorto
un amasijo de vendavales
y hacia dentro caigo en ti
como hacia el acantilado,
desde la espesura de tu piel
empapado de plenitud
me dejo ir
por el tragaluz de tu cuerpo
iluminado
y en vértigo
mi amor da vueltas
hacia el verde oceánico
que en movimiento
te contiene.

Manifiesto

De todos los seres
para ti,
yo he separado
el fruto que le cae a la primavera
sobre el aura del ciruelo
cuando resplandece.
De todos los seres
para ti,
yo aleje
la ola del silencio que no canta
cuando el día te agota
y entristece.
Sobre todo lo existente
para ti,
yo he guardado
con celosa y delicada pasión
el resplandor de lo perdurable
y no descansé
hasta que todo
se respirara con tu fragancia.

Yo no sé decir desde cuándo
ni desde dónde,
es largo el camino
que hasta mi beso te trajo,
sin duda,
que el cielo se estremeció
muchas veces
mientras establecías
como el arco iris
la alianza
del amor a manos llenas.

Quien más que tú?

Cuánto te he amado
desde antes amor,
incluso mucho antes
que desde antes
y la cantidad infinita
que le cabe a cuánto.

Cuántas caricias
no te di
desde siempre,
orillado incluso al principio del tiempo
desde el comienzo de siempre.

Cuántas veces
no te abracé
en la guitarra
que hice cantar a solas
cuando la noche recién se abría
entre precipicios
y nubarrones.

Cuántos te quiero
no grité en tu oído
allá en la oscuridad
cuando Quellón dormía
ebrio de ensoñaciones,
leyendas y aparecidos.

Cuántas y
Cuántos, amor mío:

entonces llegaste, tú
tú, llegaste entonces,
llenando de celebraciones
el mundo por ti florecido.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Preguntas del alma

Cómo darte el último beso
cuando quiero que sea el primero?

Cómo dejarte partir
cuando quiero que

abrazándote
te quedes a mi anclada?

Cómo decirle a mi mano
que vuelva a ser mía
cuando se pierde en el fondo de tu piel
y desata en ella tu amor incontenible?

Cómo dejar de beberte
cuando quiero embriagarme
hasta perder el sentido?

Cómo decirle a mi boca que se detenga
cuando viene y va
sobre tus besos extendidos
en la playa de tus labios enamorados?

Qué destellos de luz
irrumpen la noche desde tus ojos
que me seducen hasta dejarme
rendido y absorto

en el fuego ardiente de tu mirada?

Quién soy yo,
para arrancarle pinceladas de pureza
al aroma que inunda tu piel
y que palpita frágil y temerosa

bajo el aleteo de mi manos en bandada?

Quién soy yo para apoderarme

con la respiración de mis versos,
de la bóveda infinita que cubre
tu angélica transparencia

y diseminarla por los días?

Quién,

quién, amor mío?

Atrapando palabras

Capturado el decir
que desde ciernes me cae en la boca
voy golpeando tu oído

por esta vida disperso,
hasta fundar mi imperio
de ardiente delirio
que desata las amarras
de tu deseo a quemarropa.

Los bosques

Aquí en el sur
no hay tropicales playas
o doradas superficies
embetunadas de exóticos cocoteros,
pero en el horizonte se ven
olas de verde espesura
que se levantan
con irregulares texturas.

Los bosques se empinan apenas
sobre los bordes de la bruma
mientras el sol
la chicotea en las ancas
para que apure su tranco
y se pierda en el cielo evaporado.

Es verdad que los árboles
no dejan ver el bosque
y que camino a Futrono
veo ráfagas de árboles
azotando la llanura
y meteoritos de árboles
precipitándose
en la constelación del camino.

Oleadas de árboles
se levantan sobre el horizonte
llenándome los ojos de un verde intenso
hasta que el Lago Ranco
con azulada claridad
rompió de pronto
el verde imperial
por los árboles establecido.

Hacia ti

Entre las nubes te veo,
te muerdo,
te anticipo,
te beso,
te desnudo:
agitado como un agua
de incansable movimiento
voy revolviendo el aire que te toca
como un tornado de iracundo espesor,
aquí
donde las estaciones se desatan
con locura imprevisible.

martes, 18 de diciembre de 2007

Sueños fragmentados

Amo cada momento
de tu vida que desconozco
como el tiempo de la dicha
que no he vivido
sino en sueños fragmentados.

Necesidades

Necesito hablar
explicarte algunas cosas:

a veces el parpadeo violeta del sol
coquetea por entre olas y caracolas.
A veces una ola revienta en la punta
de la arena extendida
y su transparente traje
es una sorpresa
para el soñador ensimismado
que llevaba en sus labios
la humedad de tu nombre.

Yo necesito hablar
explicarte algunas cosas:

yo quisiera tener
la palabra directa como llave de terciopelo.
que abra tu alma y la llene de certezas.
Yo ambiciono la palabra
que tiene la facultad de ser caricia
y beso impulsivo.

Yo necesito hablar
explicarte algunas cosas:

cómo no amar desde antes
tu mirada traviesa
traviesa y relampagueante.
Cómo no amar desde siempre
la rectitud de tu beso empinado.

Que para amar se necesita de un año
de un mes, de un siglo,
es una frase anquilosada
en el pecho
de los que no han sentido
amanecer de pronto
en medio del mar
navegando hacia Puerto Aisén.

Es un refrán gastado
de aquellos que no han visto
estallar de pronto
el velo blanco de la cascada
en el verde profundo de Coyahique…

No obstante,
¿quién puede negar
que te he venido amando
desde el origen de tus manos
hasta el estallido de tu pelo
acariciado por el aire
enmarañadamente suelto?

Necesito hablar
y sentenciarte con algunas cosas:

¡déjame enseñarte Amor
el amor a manos llenas,
déjame mostrarte el dolor
que te cala el alma
cuando el amor se mantiene
encendido en la distancia!

Déjame besarte hasta caer rendido
hasta caer extenuado déjame abrazarte
a los pies del volcán conquistado
que no erupciona
sino que ruge
eternamente encendido.

Patria rota

Era el año, era el mes, eran los días.
Eran los hombre, los gremios, las mujeres reunidas.
Era el cobre, eran los bosques, las industrias,
eran, eran.

Fueron los años del salitre.
Fueron los años de la espesura oxigenada.
Fueron los años del arado nuestro
Fueron los años de Víctorcanto y de Salvadorpalabra.
Cantos de cordillera con cintura de guitarra.

Y los hombres vivían
y cantaban los hombres.
Y al fin los harapos,
el barro y la miseria,
agonizaban sin tregua.
Al fin vivir se hacia realidad
y los niños jugaban a ser mejores.

Pero fueron los años,
fueron los días, fueron los hombres,
los meses fueron, fueron.
Porque como serpiente,
como insidiosa enredadera,
como venganza de buitres,
como hocico malherido,
como zarpa de cuervo estúpido.
Porque como tentáculo ensangrentado,
como disparo a quemarropa
como golpe de sombras,
como golpe de balas.
Como golpe,
sí como golpe de hacha.
Un golpe de cuatro arañas
llenas de jinetas y medallas.
Un golpe de dólar y whisky:
los héroes del miedo golpean,
con un golpe que deja sangrando la muerte.

Quién te viera patria,
patria quién te vio!

Mi pobre patria truncada,
mi humilde estrella rota.
mi pobre patria herida,
mi pobre patria:
cuánta sangre por mis calles corre,
cuánta sangre,
cuánta,
cuánta.

Hay sólo humo,
sólo silencio.

Cuánta,
cuánta sangre por mis calles,
cuánta sangre,
cuánta?

Tiempo inmóvil

Tengo edades, tengo años
extraviados y dispersos
como camas sin hacer por días.
Tengo la boca llena de groserías cojas
y alfilere y no pestañas.

Tengo sábanas
de roncos y fragmentados
sueños llenas,
sueños crucificados y sin resurrecciones.
Tengo unas ganas nada serias
burlonas y necias como todo yo.

Tengo una Rabia como cresta de gallo
erizada y absoluta
llena de aspas y cortaplumas.
Tengo un día que no despierta
un cúmulo de horas holgazanes
hinchadas de bostezo y rutina.

Tengo una gastroenteritis ortográfica
que me llena de úlcera los lápices:
siempre se ríe cuando me acerco al papel
la muy hipócrita llena de alas,
cuando palmoteo en la espalda una idea
me mira y se estruja en el suelo irónica.

Tengo una expectativa inválida.
Tengo palabras podridas
que se pudrieron sin llegar a ser sonido.
Tengo y no tengo nada,
porque soy un mar desmedido
que en silencio sordo sufre y llora
por la andadura gastada
de un amor que no existe
y mi sufrimiento y mi llanto
colgarán siempre en la pared de estos días.

Mujer

La mujer pasa por mi vida
como el otoño
por los árboles y sus hogueras
siempre me deja un gusto amarillo
angustioso y en decadencia
siempre
un derrotero silencio
ahogando mi pecho,
después
sólo las hojas?
sólo las hojas... lloran!

Masoquismo

Sabes,
me he sorprendido buscándote
entre el tumulto y los recuerdos
como un ciego
que busca en una pieza oscura
un gato negro que no existe.
No quiero que seas otra sombra
que siga acrecentando el invierno
que cada año se ensaña
con todo lo que he querido.

La calidad de ser hombre
no es más que una musaraña
hecha con la astucia
del guiño y la sonrisa femenina:
“Conquistadores”...
dejémonos de tanta idiotez junta,
las mujeres como los dioses
hacen lo que quieren con uno,
aunque sea agriamente dulce
la rutina del cariño que utilicen.

Sabes,
me he sorprendido pensándote
entre mil ideas
que desorientadas cavilan por mi mente
como un loco
que medita en profundis
sobre la inmortalidad del cangrejo.
No quiero que seas otra sombra
me es suficiente con la colmena de heridas
que zumban carcomiéndome.


Sabes,
me he sorprendido solo
y que curioso masoquismo
he entristecido
por no poder abrazarte.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Cómo

¿Cómo contener
la incontenible esencialidad de las cosa?

Cómo retener el beso que respiras
a centímetros de mi boca
cual mariposa que revolotea sobre la flor del día
y atesorarlo siempre intranquilo y sigiloso
sobre el húmedo continente que lo rodea?

Cómo retenerte en un suspiro
que no ahogue la respiración de tu alma,
pero que se funda en mí
como el mar extendido sobre la arena
bajo la mirada cómplice de la noche que se ríe?

Cómo decirte lo que me pasa
cuando mi alma se agita
si te ve llegar de pronto
o cuando pareces con un suspiro
determinada a quedarte en mi oído
dominando con la cabalgata de tu corazón
el tembloroso universo que me contiene?

Cómo salirme de ti
cuando me inundas todo
cuando vienes y vas
dictaminando al mundo
la estatura de tu aroma?

Cómo resistir la distancia

y el olvido de los días
si busco a ciegas tu voz
como entre un bosque de alerces
el río desesperado busca
la risa traviesa de la cascada
que lo llena de vida?

¿Cómo contener

la incontenible esencialidad de las cosas?

Cómo dejar de pensarte
si mis pensamiento comienzan

con tu nombre cuando respiro.
Cómo,

si intentando escapar de tu pelo estrellado
caigo cautivo en el océano
de la seductora claridad
que envuelve y baña tu mirada?

Cómo decirte adiós con un último abrazo
si lo que quiero es retenerte
anclándome con agitada tranquilidad
en la perfecta caricia de tu mano
que establece en mí
el ancho paisaje de su poderío?

Plenos poderes

Temeraria la flor de tu boca
se abre
sobre mi beso contenido
y tu mirada perfecta
con un guiño se apodera

amada mía,
de todo lo que respiro.

De golpe

Cómo quisiera amarte de golpe
así como de golpe el viento
rompe su piel transparente
entre los brazos musicales
de la arboleda cuando ríe.

Cómo entrarte de pronto,
cómo amarte de golpe
como una ola enloquecida
de sal y diamante espuma
que disemina su amor compulsivo
en la compacta resistencia de la roca.

Cómo amarte de golpe
con todos los elementos desatados
asediándote como un tigre hambriento
sobre la dulce proporción de tu cuerpo.
Amarte sin mañanas
al otro lado
del tiempo y el olvido
amarte de golpe para siempre,
amarte eternamente
por los siglos de los siglos.

Quién

Quién dispara a mansalva
cuando tus pupilas dilatadas
se desgastan sobre mis besos?
Quién despierta el volcán dormido
desde antes del comienzo,
a la orilla imprecisa del origen
allí donde las almas van atardeciendo?

Quién es capaz de objetar
un claro de luna en manantial
que desde tu rostro se regala
sobre todo lo encendido?
Quién intuye tu nombre
con aroma a fresias despeinadas
cuando se asoma en la punta
de mi boca mordiéndola?

Quién golpea los metales de tu alma
crepusculares de tanto fuego
que se funden escondidos
en la fragilidad
de tu cuerpo en tempestad?
Quién percibe el sonido
de tus labios agitándose de besos
cuando estallan en los míos
estremeciendo la complicidad
de la noche que se avecina?

Quién no escuchó tu piel
que en bandada de pasiones
dejó abierta la ventana de tus manos
para establecer en mi cuerpo
todo su poderío?

Quién, quién?

La espera

Te espero,
aún nadie te lo dice?

Envié al viento con mis ojos
mientras yo goteaba
como llave herida.
Débiles substancias me contienen,
flacas hebras añadidas
de una araña gastada y somnolienta,
mientras me escurro
incontrolablemente
por la ventana agujereada
del olvido.

No te han dicho las olas,
o los brotes
o las estaciones
o las abstractas navegaciones sutiles,
sin tripulación ni gaviotas
el pulso de mis sentidos?

No cantan los violines de la cascada
ni las campanas del acantilado
los deseos de verte que tengo?

Te espero,
aún nadie te lo dice?

Soy pálida sombra tenue.
Insecto errante en una molécula.
Expresión sin destino.
Puerto incongruente.
Astillada superficie marina...

Todo lo tocado es inconsistente
todo revolotea en el bosque
de mis ciegos dedos entumecidos.

Te espero,
aún nadie te lo ha dicho
nadie aún?

Lejos de ti

Lejos de ti,
tus besos de amapolas
siguen aún
mordiendo mi boca a latidos
que sangra de sedienta
junto a la noche que se apaga
marchita de luna y de suspiros.

Lejos de ti,
tu cuerpo en oleaje
sigue aún
reclamando mis manos
que enmudecen de vacías
como la gente y las calles
agitadamente solas
agitadamente perdidas,
a esa hora,
en que Santiago
muere en el olvido.

Lejos de ti,
tu mirada marina
sigue aún
atrapando todo lo que respiro
y camino como un ciego
en el horizonte del recuerdo
ebrio de amaneceres
tiritando
hasta morir en delirio.

Lejos de ti,
tu corazón atardeciendo
sigue aún
galopando en mi pecho
marcando de rosa rojas
el orden de mis sentidos.

Lejos de ti,
errante de ausencia
muero un poco cada noche
sin poder ser
lo que contigo he sido.

Lejos de ti,
existiendo apenas
Amor mío...

Palabras de miradas

La mujer de las palabras de miradas
intuye preciosa
lo que mis ojos cantan
cuando me atrapan sus pupilas desatadas
en la punta de la ola
que estalla sobre mi corazón,
en su arena abandonado.
Le pregunto a sus miradas
por el amor que de sus labios
amenaza agitar como estampida,
pero sólo sus ojos
planean en todo lo que miro
y agazapado aguardo
su beso como el rayo entre nubarrones
para que con su fuego desordenen
mis labios en delirio.

La mujer de las palabras de miradas
desde su imperio se aproxima
lenta, definitiva y silenciosa
y con el destello de sus pestañas
va capturando el temblor
de mi respiro
como el atardecer va estableciendo
implacable
en el cielo,
el violeta de su poderío.

viernes, 14 de diciembre de 2007

El culpable de siempre

…y entrando con inusitada furia y golpeando tras de sí la puerta de mi alma, me dijo: ¿¡Hasta cuándo!?...Un silencio culpable llenó la habitación… ¿¡Hasta cuándo!? -le contesté yo- lleno de dudas y certezas... Luego vinieron las preguntas incontestables y esas frases típicas de arrepentimiento y melancolía. “¡¡Eres tú el que no se puede controlar!!” -me apuré en lanzarle a la cara- mientras sollozaba con cierta tristeza arrítmica, porque el amor lo sobrepasa y no sabe decir que no al impulso que lo arrebata, que lo enciende y acelera. No sabe resistirse frente a los molinos de viento que a la distancia le parecen enormes gigantes que puede derribar con su palpitar seguro y temerario…
Mirando por la ventana del alma, pensé en silencio:¿por qué tiene que ser todo a mil o a cero? ¿Por qué la vida debe ser un arrebato de ilusiones arrojados en ese frenesí que parece dar sentido a lo que somos y lo que queremos ser? ¿Por qué el impulso debe ser vital a ultranza? ¿Por qué un caudal agitándose de emociones disparadas contra sus labios y su mirada encendida, debe ser el viento que empuje su velero, en el altamar de la pasión desenfrenada?
…Me senté desconcertado. Encendí un cigarro y lo miré de reojo. Tenía la vista perdida en el horizonte, con esa mirada que traspasa las paredes del tiempo…No quise lanzar una nueva pregunta que siguiera sonando a reproche. Mal que mal, le debo todo a él y en los momentos de tristeza no puede pagar siempre los platos rotos. Exhalé una bocanada de humo y me senté a su lado, lo abracé con ternura y me quedé mirando el mismo horizonte donde se perdían las lentas lágrimas rojas que desde sus ojos brotaban, sentado al borde de la vida como un eterno Principito…

Preguntas al aire

¿Cómo puedes ser tan bella
y el crepúsculo seguir existiendo
sin morirse de pena?

¿Cómo puede ser tu belleza
tan perturbadora,

que hasta las flores
se giren para mirarte
hipnotizadas por el aroma en delirio
que dejas a tu paso ceniciento?

¿Cómo puedes, apareciendo,
llenarlo todo
y hacer que todo desaparezca
sin que la vida no se amurre
y vaya a acusarte a Dios?

¿Qué explicación le damos a las rosas
por tu belleza desmedida?

¿Quién autorizó a tu cuerpo
para andar por la vida
repartiendo primaveras?

¿Cómo dejé que me invadieras el corazón
si tienes delirios de fuga y arrepentimiento?

jueves, 13 de diciembre de 2007

A la orilla del día

Me pasa de pronto
casi a menudo,
por no decir siempre…
que cuando comienzo
a extrañarte

y te extraño y te extraño.
Cuando creo que todo me lleva a ti
y que tú te lo llevas todo.
Siento que el día se adelgaza
de tanto recordarte
hasta tomar la forma de tu boca
y lo veo correr hacia mi
como un beso apasionado
a la hora en que el crepúsculo
se arrebata de complicidades
dispuesto a llenarme
el alma de regalos.

Mi poesía

Mi poesía es tuya
como suya es la luna llena
a la noche estrellada.
Te pertenece
pero tiene vida propia.
Viene de ti,
pero va más allá de ti.

Mi poesía es un cerro de antojos
en medio de un mar desordenado
que le nacen a las palabras
cuando tu boca se estrella contra la mía
después de haberte besado con el alma.

Si me dejas,
mi poesía se marchará de ti
y quedaran miles de versos abandonados
como una huella olvidada en el camino
llorando, tristes, hasta morir de frió.

Si tu amor emigra
la melodía de mi verso
se irá definitivamente
y no la hallarás aunque maldigas
o supliques al viento mi nombre.

Mi poesía es tuya
porque mi poesía soy yo
extasiado en el ancho aroma
que te nace
cuando te beso
con mis ojos de enamorado.

Pantera salvaje

La tormenta
es una baraja de nubes rotas
que vierten furiosos ríos
de eléctricas densidades.

La tormenta
es una inspiración surrealista
con la que se pinta el cielo
de abstractas pinceladas.

La tormenta
es una puerta que se abre
y que se cierra
con inusitada violencia
y desgarra sus vestiduras
cuando el viento cual Otelo
la cela y la cuestiona.

La tormenta
es un brebaje de espeso sabor
que embriaga como una noche de juerga
al navegante que prueba su furor.

La tormenta
es una pantera salvaje
hambrienta de vendavales
que se agazapa en la oscuridad
y lanza desde el fondo sus rugidos
que llenan de temor y asombro
a un distraído espectador.

Illeifa

Illeifa es una isla pequeña
en la cabecera del Lago Ranco
donde el viento se sienta como un niño
en las faldas del bosque de arrayanes
y respira bocanadas de transparencia.

Illeifa es un cojín aterciopelado
donde las aguas descansan por la noche
mientras la brisa la acurruca
hasta que se llena de suspiros.

Illeifa es una ninfa virginal
raptada desde Olimpo
por un Paris de azulada cabellera,
desafiando vientos y tempestades
por el simple placer contemplar
sus bosques y sus valles.

Illeifa es una musa vaporosa
de pronunciadas caderas
que cautiva con lo simpleza
de una mujer sencilla
cuando se ríe a carcajadas
mientras moja sus pies
en cristalinas profundidades

de su eterno enemorado.

Alunece

Alunece
sobre las llanuras deformes del Lago Ranco
a esa hora en que el silencio se sostiene en el aire
como una pirueta de trapecistas temerarios
y se lanza luego con descaro
sobre la silueta ennegrecida de los montes.

A lo lejos se oye recitar al rey de azul diadema
versos acuosos de cristalina fragancia
como un caballero medieval que le canta
a su rutilante dama
encerrada
en lo más alto del castillo de la noche.

Alunece el sur del cielo con eléctrico fulgor,
porque se sabe que en la alcoba de la noche
la diosa se insinúa con provocativa seducción,
y es que el Lago no resiste sus brillantes caricias
que lo dejan prisionero de su resplandor.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

El tiempo

Del tiempo nació la amargura,
velozmente la prisa.
Esperanzas comió la espera.
Alas de reloj
se precipitaron en silencio:
lloviendo horas
cayendo minutos.

Del tiempo vinieron los años
que arrugaron las miradas del amor
y las caricias encanecieron.
Del tiempo nacieron cadenas,
segundos que me encarcelaron,
inquietudes y quimeras
devoradas en las fauces
de un calendario sanguinario.

Y sin embargo,
así sabiéndote
sintiéndote así,
sin embargo...

Entonces:
sólo tú
sólo yo,
nosotros simplemente...
amén!

Tu nombre

Tu nombre es la puerta del cielo
cuando de par en par se abre,
el sabor del pan
tiene tu harina y tu siembra
y las flores brotan para ti
en tus gestos de primavera.

Nada tiene sentido
si no se conjuga en tu mirada:

¡Nada!

Tu boca amanece en besos
y la tierra socavó en tu perfume
el aroma de rocío y madreselva

que le nace con el alba.

La vida converge a ti
y en ti
el amor es una puerta
que tu nombre para mí
ha dejado entreabierta.

Los manantiales

Dos estrellados cielos tiene tu rostro
inmensamente transparentes,
profundos como todo el mar
con su cabellera de espuma
y cuerpo de caracolas.

Todo lo atrapan
tus chispeantes pupilas
como guantes de sal
con su invisible caricia.
Son como dos crepúsculos
encendidos con los primeros guiños
de nubes y estrellas.

Tus labios son dos arcoiris
sembrando sus colores al día.
Son la raza del copihue
y la tenacidad de la araucaria
con su forma de beso y palabra.

Amo tus ojos grandes
impregnados de sueños y amapolas
con su brillo siempre amable
tras tu campanada de pestañas.

Amo tus labios porque son
los confines espaciales de tu boca,
sé que allí nacen
miles de cometas
con su cola húmeda y encendida.

Amo tus ojos
porque de ellos
se alimenta la pureza:
ahora sé,
donde tienen su origen los manantiales.

Amo tus ojos y tus labios
grandes y toscos y simples
y los amo porque son
infinita y delicadamente tuyos...

Definitivamente

Definitivamente
yo no creo en el amor eterno
como una situación dada o establecida
fundada sobre la base
de un agua sin movimiento.
Nunca el océano es siempre el mismo
aún cuando nos parezca
tajante y absoluto,
pues detrás de la arena y la espuma

siempre hay un jirón de sal
nuevo e irreverente.
No es el amor
una posibilidad de no quedarnos solos
ni un ritual que mecánico
conserva la especie en el tiempo.
No es,
en el peor de los casos,
una jugada maestra
ni un poder consumado.
No es,
en última instancia,
un dictamen omnipotente
que juguetea con nuestras ilusiones.

Yo no creo en la vida
determinada y casual
como un juego de naipes
arrojados sobre la mesa del azar.
La vida,
es más que la necesidad
de aparearla a otra vida,
para por costumbre,
no arrugarnos sin compañía.
La vida para hacerla nuestra,
requiere implacable,
a diario de una proeza.

El amor para ser eterno
debe arder como la palabra fuego
y llenar como la palabra pan:
una
para mantenerlo siempre encendido
y otra,
para comerlo día tras día
con hambrienta pasión infinita...

Preguntas para Jesús

Jesús
me pregunto,
te pregunto Jesús:
quién te reconoce, quién
cuando vas por las calles hecho viento?
Cuando nos despiertas hecho sol.
Acaso te sienten en sus manos,
Caso en su risa.
Acaso, acaso quién,
quién acaso?

Y entonces pienso:

Cuando la carne se va
cuando nos deja la carne
los recuerdos como abejas
en panal se agitan
y recordamos sin recordar
siquiera.
Porque así como tocamos
así como hacemos silencio
así,
no descubrimos
el alma de lo palpado
y no oímos los latidos
subterráneos del silencio,
ni la melodía de la vida
que nos florece dentro,
¡ni esa melodía siquiera!.

Y me vuelvo a preguntar,
nuevamente te interrogo Jesús:
qué lejos estamos los muertos
de los muertos
y muerto,
qué lejos está esa palabra
de tu huella,
porque la verdad
la conzco y la siento...
Te das cuenta
qué lejos Jesús
qué lejos!

Planeta Agua

Ven acá, coloso rey de capa azul,
siéntate con tus huestes arenosas
en mi volantín Septiembre de papel.
Deja tu solemnidad en el membrete:
ahora yo decido tus olas,
si subes o bajas.
Espera mi orden de anclas y velas
mi pluma te dará nuevas gaviotas.
Sé que te has tragado a muchos
con tus montañas indomables
de tentáculos submarinos,
sin embargo,
llegó tu hora:
domesticaré tu cardumen
de oleajes y tempestades
con el uso hasta la saciedad
de la puntuación.
Dosificaré tu espuma sigilosa
con mi lectura tartamuda y arrugada.
Ahora yo propondré arrecifes
escucha bien mi sentencia
de peces, islas y archipiélagos.

Navegarás por estas estrofas
con tus infantiles superficies deformes:
siente como acentúo tus naves,
como subrayo tus puertos
Con la magia de vocales y consonantes
henchidas de sal y arena.


...Rebelde,
rebelde juguetón,
sabes que no puedo contigo.
Nunca dominaré tu cabalgata de mareas,
embriagante es, sin embargo,
sentirte fluir
en estas sílabas arteriales.
de planton y ciudades huracanadas.

Puedes irte,
vete ya!
ve a poblar tu Planeta Agua
con el total hemisferio de tus corrientes
descontroladas y voraces...

Me declaro perdido

Cuando extraviado observo
el rápido pulular de hombres:
sus pasos, sus pétalos, sus huellas.
Cuando perplejo escucho,
el inagotable fluir de olas,
olas que revientan lágrimas con puntas,
olas que no detienen
su agónica canción punzante.

Cuando el proceso del tiempo
es tormenta ante mis ojos.
Cuando el tiempo gotea su ácido
su hirviente ácido sobre mis manos,
dejándome solo escombros,
sólo escamas, sólo gusanos.
Dejándome solo,
sólo dejándome solo!

Y me averiguo entonces.
Y me acuso y me socavo,
y entonces me pregunto:

Será el tiempo una estación rota
que sangra su savia a la vida?
O será un hueco en el aire
por donde llora la esperanza perdida?

Y es que el tiempo, el tiempo dormido.
La veta de silencio, la quietud expectante.
El reposos intranquilo, la voz muerta.
La peluca de azar, el horizonte.

Y es que el tiempo, el tiempo ido.
El amarillo, el cansado y arrugado tiempo:
con su altura y con su sima
con su pozo profundo e insondable,
con su pozo profundo y negro,
profundo y profundo tiempo que se va
que no queda,
que no queda
sino el olvido...

Y me insiste y me repite
su campanada desolada y tristemente:
cada vez me cala más hondo
cada vez me roe más agudo, más letal:
las conquistas
y los amores.
Y debo levantarme
soy eterno guerrero que en puntillas
sobre tu mirada se levanta:
para invocar aromas
para seducir olvidos.


Tiempo, inmaculado tiempo.
Tiempo de picota y cuchillo.
Tiempo amargo
de las horas de mi sufrimiento.
tiempo que ya no alcanzo
tiempo que no detengo:
tiempo y tiempo y tiempo,
Al fin solo,
sólo el tiempo...triunfa!


martes, 11 de diciembre de 2007

La escritura

Escribí un te amo
en la puerta de tu boca
y ardiendo
a la salida de tus manos
dije ¡para siempre!,
borrando la melodía del dolor
que me habitaba
en la cintura
del amor que no florece
y que es silencio repetido.

Escribí un te amo
en el altar de tu historia
y con mis besos hechos plegaria
en el dorado cáliz de tu vientre
estremecí dos veces
para nosotros la vida.

Escribí un te amo
al principio de las páginas de cada día
decidido a no pronunciar en ellas
las palabras tedio y acostumbramiento
y al final de cada noche,
arrebatado por el delirio
reescribo en tu cuerpo:

“el amor hecho verbo
arde con el fuego de lo eterno”.

A mi dueña

Estaré toda la vida
agradeciéndole a tu boca
que ha dejado escapar para mi
una bandada de besos
suaves y huracanados.
Toda la vida viviré
para agradecerle
a tu refulgente mirada,
porque ilumina lo que toca.

A ti

Naufragando llegué a tu isla
empujado por la marea,
de sombría claridad
que ahoga el horizonte precipitado.
Flotando a la deriva,
sobre una estampida de silenciosas caracolas
que besaban el crepúsculo de tus manos
y que acarician el rumor del mar
cuando la noche lo adormece.

Mi palabra pesada
torpemente buscó la rima y el aroma,
que no encontró,
sino en la presencia angustiosa
de lo que pudo ser y no fue.

Lo que escribo
son sólo toscos sentimientos,
dibujos sobre la arena de la vida
que las olas llevan y traen
de la dicha a la desilusión
con un eterno dictamen.

Lo que escribo
es un anhelo de amor desesperado,
ese amor que nos enaltece y crucifica,
ese que nos desnuda
de nuestra humana condición
y con nuestra divina esencia nos abriga.

Son todo y son tampoco
son para ti,
para ti que lo eres todo.

Tu recuerdo

¿Qué paisajes adornan tu mirada
cuando me miras buscando al hombre
que te amó como un río desbocado
que cruzó el tiempo
y esa tierra que se quemaba
sobre el horizonte del día?

Porque te veo
y tus ojos me llevan por el aire
al encuentro de tu boca
cuando la guitarra entonaba su canto
y un baile apasionado
nos llenaba el corazón de regalos…

Lléname la vida
y mata mi corazón
con besos apasionados
para renacer de nuevo a tu boca orillado.

Mis manos

Antes de ser mías,
mis manos surcaron el aire que respiras
cabalgando como olas sobre la superficie apasionada
del océano que te contiene.

Antes de pertenecerme,
mis manos anidaron en bandada
sobre tu piel de ámbar y amapola empinada.
Antes de hacerlas mías
mis manos fueron tuyas por principio
arrastradas por el amoroso dictamen
de tu cuerpo en tempestad desatada.

Mis manos son los ojos del alma
que en la penumbra te reconocen
y que a ciegas te intuyen
impregnadas por el aroma precipitado
de los besos que como lluvia caen
una y otra vez
sobre la flor de tu boca
que en el cielo de tu rostro
duerme abotonada.

...Entonces te contemplo,
absorto y maravillado
y atrapo con mis manos
la luz de tus ojos que arden en las sombras
como hogueras de un “no te vayas” en fuga
o como ríos de “te necesito” a quemarropa.
Que placer más perfecto
se alcanza con sólo mirarte
con sólo escuchar el metálico golpe de tu voz
replicando como campanadas en mi oído.

Y nuevamente
mis manos agitan su vuelo
con la apremiante y suave misión
de recorrer de un extremo al otro
el ancho volcánico de tu delirio.
…Pero entonces las atrapan tu boca
y tu boca las bendice, entonces,
porque ellas han logrado establecer
en el rosado fuego de tu aroma
el nuevo orden de tus sentidos!