jueves, 27 de diciembre de 2007

Flores de primavera

Hay besos que recorren
las imperceptibles distancias
de un amor incontenible
esperanzados apenas,
en quemarse en la hoguera
de tus labios crepusculares.

Hay besos que palpitan
sigilosamente inquietos
en la orilla de tu boca agitada
esperanzados apenas
en que los míos vayan por ellos
con resuelto galope.

Hay besos que mueren
heridos por la fugacidad
del tiempo y las circunstancias
oprimidos por un gesto inconcluso
y una caricia que no voló
rumbo a tu mejilla aterciopelada.

Hay besos que se apagaron
sin ser nuestros eternamente
porque el orgullo fue más poderoso
o la rabia más dominante
o la rutina más dictatorial.

Pero ¡ay de los besos que nos dimos!,
¡los que encendieron la noche
cuando recién mi boca se llenaba
de tu nombre que al pronunciarlo florece!
¡los que brotaron en la punta
del deseo a quemarropa...!

...por esos besos, Amor mío,
es que la tierra sigue llenando de regalos
el vientre abotonado de la primavera.

Es curioso, verdad?

Es curioso como de pronto
las cosas pierden su invisibilidad.
Como de pronto apareces
como una cita esperada por años
al otro lado de mis besos
sonriendo y dejándote llevar
por la marea de la música
que acompasa el rítmo del recuerdo
que esperó una eternidad
para ese minuto visible
a la orilla del tiempo
y las circunstancias encontradas.

Es curioso como palpitan ciertas cosas
ancladas en una isla
ajena y lejana de las fauces del tiempo,
como una conversación pendiente
sobre una vida que nunca nos perteneció
y que nunca se repetirá.

Es curioso, verdad?

Quién sabe

¿Por que la vida se empeña
en sacarnos pedazos del alma
que sangran en silencio
y no cicatrizan nunca?

¿Por qué la vida insiste
en ponernos en un cruce de caminos
donde la elección
siempre nos deja el corazón herido?

¿Por qué a pesar de que la vida
nos doblega y crucifica
nos amasa e incinera
las pequeñas ilusiones marchitas
insistimos en aferrarnos a ella?

¿Por qué se tiene que amar así
perdiendo la vida en cada suspiro

arrojándose al vacío
de una mirada que ya no nos me pertenece?

¿Qué es vivir queriendo lo que no se tiene
o añorar muriendo lo que se ha perdido?

¿Es vida acaso ver nacer un beso
que no encuentra el refugio dulce de tu boca
o lanzar una caricia que se pierda
sin llegar a los confines de tu cuerpo agitándose?