viernes, 11 de enero de 2008

Quizás

Me alejo de ti,
amada de siempre
en un doloroso esfuerzo de pasos
navegando en un rumbo ajeno a tus flores,
a tu ciudadela,
a tu abrazo de párpados

envuelto por una tristeza
moribunda y asesina...

Sin embargo,
escucha princesa del día
mi deseo de viento obstinado:


...tú bien sabes como es todo esto,
el gran Quizás agita su abanico
dictando su estatuto al mundo
en un afán de coincidencias fortuitas.
Un rostro extraño de posibilidad
le da luz a un nuevo día
esparciendo como claridad el azar
en los decisivos segundos de la vida.
...Entonces,
después de la noche lúgubre
en la que la distancia y el abandono
fueron tu único argumento.
Entonces,
el gran Quizás,
intranquilo,
baraje su naipe de copas y corazones
y nos haga su escala
realmente amada.

Quizás la aurora nos sorprenda juntos
con su abrazo de iluminado rocío.
Quizás la noche nos abrigue juntos,

con su cenicienta complicidad.

Tú madura de vidas y más vidas
yo extendido en lo versos
que sostienen mi velero anclado.

Entonces por fin
conjugaremos el Verbo,
el imprescindible
pan nuestro
de cada día.

Entonces por fin
diremos sí,
he aquí el Amor
para el que hemos nacido,
he aquí el Amor
por el que nos hemos unido...

El olvido

Mirada de ágata.
Risa de turquesa.
Tu boca es de tumba y de sombra,
y tu distancia es el eclipse que ahoga
las campanas que dicen:
“para siempre, para siempre,

para siempre”
con cada quejido.

Hoy mi verso te busca
y tironea desde lejos
tu espalda cubierta
por la escarcha de olvido
y mis palabras se despeñan
en el acantilado
de un: ... ¡no me dejes!
que sangra hasta morir de frío.

Te miro y no te veo.
Hoy un ángel
del paraíso se ha perdido.

Hoy como siempre te busco,
pero esta vez
tu indiferencia
me ha dejado
mortalmente herido...

Máscaras

Hoy me proyecto como sombra
en las escaladas grietas
de mi existencia diseminada,
embriagado de máscaras
me presento
en la escena del mundo:
y en qué estación te recojo
o a qué árbol te maduras?

Mis guantes rosados y endurecidos
Lloran tu ausencia presente
de noches y estrellas en abanico:
y qué bofetada
dejó abierta para siempre
tu herida como lluvia de huracanes?

Con qué verso enigmático
tocaré tu alma desatada
por las olas del olvido?

De piedra son tus ojos
cuando anidan en la ira
y reflejan en lo que miran
el abandono a quemarropa.

El amor, el amor,
el amor...
conjugaste acaso
alguna vez su delirio?

Así te quiero

Te quiero tosca e indómita
como copihues y banderas
como aguaceros y sequías
en medio de la vorágine
iniciando la rebeldía.

Te quiero perfumada de vida
paciente y oleada
con guantes blancos
que desde las rocas saluden
y no ausente
como un cartero
con su duro olvido de sobres.

Te quiero intacta de sueños
reales como tus desvelos.
Te quiero aterronada,
compacta como una hoja,
majestuosa como un Magnolio.

Te quiero empinada
como la claridad que estalla
en la cima de la cordillera
cuando el día recién bosteza.

Te quiero dócil como la greda
con su presencia
húmeda de bosques
y la figura que se intuye
entre las manos floreciendo.

Te quiero risueña
como una cascada
y cristalina como sus piedras,
aún en su actitud verdosa
de musgüita caricia.

Te quiero abierta
como un cielo nortino,
transparente como sus noches
que develan ocultas ciudades
en los confines invisibles
de la atmósfera constelada.

Te quiero lluviosa
como la cola austral
de mi abandonada tierra
con sus sílabas entrecortadas,
de encumbrados palafitos.

Siempre colmada
de redes y braseros,
respirando como locomotoras.

Te quiero simple
como una gota de rocío
con sus ojos de espejo y magia.
Despierta
como el calor de una madre
escondido entre el tejido y la cazuela.
Silenciosa
como la compañera del campesino
prendida a la ubre lechosa del primer sol,
con un oído en el gallinero,
diseminando su amasado pan
por su amasada vida

...Todo madura en tus manos
callada y tiernamente,
como las paltas con su enagua verde
y vestido de diarios.
Eres como el lugar oculto
donde el invierno guarda sus regalos.

Como esa isla misteriosa
donde miran atónitas las piedras
el horizonte que se a vecina
en el viento oleado.

¡No hay razones para no quererte
e interminables sentimien
para nunca,
nunca dejar de hacerlo!

Causas y azares

...definitivamente
las fuerzas del amor
cruzan el tiempo
y las circunstancias
en un eterno dictamen
de causas y azares,
ya sea su paso el de un ciclón
o el de una fresca
brisa marina,
pero siempre
dejará una huella
en nuestro quijotesco
corazón encantado
y todos lo sabemos...