lunes, 17 de diciembre de 2007

Cómo

¿Cómo contener
la incontenible esencialidad de las cosa?

Cómo retener el beso que respiras
a centímetros de mi boca
cual mariposa que revolotea sobre la flor del día
y atesorarlo siempre intranquilo y sigiloso
sobre el húmedo continente que lo rodea?

Cómo retenerte en un suspiro
que no ahogue la respiración de tu alma,
pero que se funda en mí
como el mar extendido sobre la arena
bajo la mirada cómplice de la noche que se ríe?

Cómo decirte lo que me pasa
cuando mi alma se agita
si te ve llegar de pronto
o cuando pareces con un suspiro
determinada a quedarte en mi oído
dominando con la cabalgata de tu corazón
el tembloroso universo que me contiene?

Cómo salirme de ti
cuando me inundas todo
cuando vienes y vas
dictaminando al mundo
la estatura de tu aroma?

Cómo resistir la distancia

y el olvido de los días
si busco a ciegas tu voz
como entre un bosque de alerces
el río desesperado busca
la risa traviesa de la cascada
que lo llena de vida?

¿Cómo contener

la incontenible esencialidad de las cosas?

Cómo dejar de pensarte
si mis pensamiento comienzan

con tu nombre cuando respiro.
Cómo,

si intentando escapar de tu pelo estrellado
caigo cautivo en el océano
de la seductora claridad
que envuelve y baña tu mirada?

Cómo decirte adiós con un último abrazo
si lo que quiero es retenerte
anclándome con agitada tranquilidad
en la perfecta caricia de tu mano
que establece en mí
el ancho paisaje de su poderío?

Plenos poderes

Temeraria la flor de tu boca
se abre
sobre mi beso contenido
y tu mirada perfecta
con un guiño se apodera

amada mía,
de todo lo que respiro.

De golpe

Cómo quisiera amarte de golpe
así como de golpe el viento
rompe su piel transparente
entre los brazos musicales
de la arboleda cuando ríe.

Cómo entrarte de pronto,
cómo amarte de golpe
como una ola enloquecida
de sal y diamante espuma
que disemina su amor compulsivo
en la compacta resistencia de la roca.

Cómo amarte de golpe
con todos los elementos desatados
asediándote como un tigre hambriento
sobre la dulce proporción de tu cuerpo.
Amarte sin mañanas
al otro lado
del tiempo y el olvido
amarte de golpe para siempre,
amarte eternamente
por los siglos de los siglos.

Quién

Quién dispara a mansalva
cuando tus pupilas dilatadas
se desgastan sobre mis besos?
Quién despierta el volcán dormido
desde antes del comienzo,
a la orilla imprecisa del origen
allí donde las almas van atardeciendo?

Quién es capaz de objetar
un claro de luna en manantial
que desde tu rostro se regala
sobre todo lo encendido?
Quién intuye tu nombre
con aroma a fresias despeinadas
cuando se asoma en la punta
de mi boca mordiéndola?

Quién golpea los metales de tu alma
crepusculares de tanto fuego
que se funden escondidos
en la fragilidad
de tu cuerpo en tempestad?
Quién percibe el sonido
de tus labios agitándose de besos
cuando estallan en los míos
estremeciendo la complicidad
de la noche que se avecina?

Quién no escuchó tu piel
que en bandada de pasiones
dejó abierta la ventana de tus manos
para establecer en mi cuerpo
todo su poderío?

Quién, quién?

La espera

Te espero,
aún nadie te lo dice?

Envié al viento con mis ojos
mientras yo goteaba
como llave herida.
Débiles substancias me contienen,
flacas hebras añadidas
de una araña gastada y somnolienta,
mientras me escurro
incontrolablemente
por la ventana agujereada
del olvido.

No te han dicho las olas,
o los brotes
o las estaciones
o las abstractas navegaciones sutiles,
sin tripulación ni gaviotas
el pulso de mis sentidos?

No cantan los violines de la cascada
ni las campanas del acantilado
los deseos de verte que tengo?

Te espero,
aún nadie te lo dice?

Soy pálida sombra tenue.
Insecto errante en una molécula.
Expresión sin destino.
Puerto incongruente.
Astillada superficie marina...

Todo lo tocado es inconsistente
todo revolotea en el bosque
de mis ciegos dedos entumecidos.

Te espero,
aún nadie te lo ha dicho
nadie aún?

Lejos de ti

Lejos de ti,
tus besos de amapolas
siguen aún
mordiendo mi boca a latidos
que sangra de sedienta
junto a la noche que se apaga
marchita de luna y de suspiros.

Lejos de ti,
tu cuerpo en oleaje
sigue aún
reclamando mis manos
que enmudecen de vacías
como la gente y las calles
agitadamente solas
agitadamente perdidas,
a esa hora,
en que Santiago
muere en el olvido.

Lejos de ti,
tu mirada marina
sigue aún
atrapando todo lo que respiro
y camino como un ciego
en el horizonte del recuerdo
ebrio de amaneceres
tiritando
hasta morir en delirio.

Lejos de ti,
tu corazón atardeciendo
sigue aún
galopando en mi pecho
marcando de rosa rojas
el orden de mis sentidos.

Lejos de ti,
errante de ausencia
muero un poco cada noche
sin poder ser
lo que contigo he sido.

Lejos de ti,
existiendo apenas
Amor mío...

Palabras de miradas

La mujer de las palabras de miradas
intuye preciosa
lo que mis ojos cantan
cuando me atrapan sus pupilas desatadas
en la punta de la ola
que estalla sobre mi corazón,
en su arena abandonado.
Le pregunto a sus miradas
por el amor que de sus labios
amenaza agitar como estampida,
pero sólo sus ojos
planean en todo lo que miro
y agazapado aguardo
su beso como el rayo entre nubarrones
para que con su fuego desordenen
mis labios en delirio.

La mujer de las palabras de miradas
desde su imperio se aproxima
lenta, definitiva y silenciosa
y con el destello de sus pestañas
va capturando el temblor
de mi respiro
como el atardecer va estableciendo
implacable
en el cielo,
el violeta de su poderío.