martes, 18 de diciembre de 2007

Sueños fragmentados

Amo cada momento
de tu vida que desconozco
como el tiempo de la dicha
que no he vivido
sino en sueños fragmentados.

Necesidades

Necesito hablar
explicarte algunas cosas:

a veces el parpadeo violeta del sol
coquetea por entre olas y caracolas.
A veces una ola revienta en la punta
de la arena extendida
y su transparente traje
es una sorpresa
para el soñador ensimismado
que llevaba en sus labios
la humedad de tu nombre.

Yo necesito hablar
explicarte algunas cosas:

yo quisiera tener
la palabra directa como llave de terciopelo.
que abra tu alma y la llene de certezas.
Yo ambiciono la palabra
que tiene la facultad de ser caricia
y beso impulsivo.

Yo necesito hablar
explicarte algunas cosas:

cómo no amar desde antes
tu mirada traviesa
traviesa y relampagueante.
Cómo no amar desde siempre
la rectitud de tu beso empinado.

Que para amar se necesita de un año
de un mes, de un siglo,
es una frase anquilosada
en el pecho
de los que no han sentido
amanecer de pronto
en medio del mar
navegando hacia Puerto Aisén.

Es un refrán gastado
de aquellos que no han visto
estallar de pronto
el velo blanco de la cascada
en el verde profundo de Coyahique…

No obstante,
¿quién puede negar
que te he venido amando
desde el origen de tus manos
hasta el estallido de tu pelo
acariciado por el aire
enmarañadamente suelto?

Necesito hablar
y sentenciarte con algunas cosas:

¡déjame enseñarte Amor
el amor a manos llenas,
déjame mostrarte el dolor
que te cala el alma
cuando el amor se mantiene
encendido en la distancia!

Déjame besarte hasta caer rendido
hasta caer extenuado déjame abrazarte
a los pies del volcán conquistado
que no erupciona
sino que ruge
eternamente encendido.

Patria rota

Era el año, era el mes, eran los días.
Eran los hombre, los gremios, las mujeres reunidas.
Era el cobre, eran los bosques, las industrias,
eran, eran.

Fueron los años del salitre.
Fueron los años de la espesura oxigenada.
Fueron los años del arado nuestro
Fueron los años de Víctorcanto y de Salvadorpalabra.
Cantos de cordillera con cintura de guitarra.

Y los hombres vivían
y cantaban los hombres.
Y al fin los harapos,
el barro y la miseria,
agonizaban sin tregua.
Al fin vivir se hacia realidad
y los niños jugaban a ser mejores.

Pero fueron los años,
fueron los días, fueron los hombres,
los meses fueron, fueron.
Porque como serpiente,
como insidiosa enredadera,
como venganza de buitres,
como hocico malherido,
como zarpa de cuervo estúpido.
Porque como tentáculo ensangrentado,
como disparo a quemarropa
como golpe de sombras,
como golpe de balas.
Como golpe,
sí como golpe de hacha.
Un golpe de cuatro arañas
llenas de jinetas y medallas.
Un golpe de dólar y whisky:
los héroes del miedo golpean,
con un golpe que deja sangrando la muerte.

Quién te viera patria,
patria quién te vio!

Mi pobre patria truncada,
mi humilde estrella rota.
mi pobre patria herida,
mi pobre patria:
cuánta sangre por mis calles corre,
cuánta sangre,
cuánta,
cuánta.

Hay sólo humo,
sólo silencio.

Cuánta,
cuánta sangre por mis calles,
cuánta sangre,
cuánta?

Tiempo inmóvil

Tengo edades, tengo años
extraviados y dispersos
como camas sin hacer por días.
Tengo la boca llena de groserías cojas
y alfilere y no pestañas.

Tengo sábanas
de roncos y fragmentados
sueños llenas,
sueños crucificados y sin resurrecciones.
Tengo unas ganas nada serias
burlonas y necias como todo yo.

Tengo una Rabia como cresta de gallo
erizada y absoluta
llena de aspas y cortaplumas.
Tengo un día que no despierta
un cúmulo de horas holgazanes
hinchadas de bostezo y rutina.

Tengo una gastroenteritis ortográfica
que me llena de úlcera los lápices:
siempre se ríe cuando me acerco al papel
la muy hipócrita llena de alas,
cuando palmoteo en la espalda una idea
me mira y se estruja en el suelo irónica.

Tengo una expectativa inválida.
Tengo palabras podridas
que se pudrieron sin llegar a ser sonido.
Tengo y no tengo nada,
porque soy un mar desmedido
que en silencio sordo sufre y llora
por la andadura gastada
de un amor que no existe
y mi sufrimiento y mi llanto
colgarán siempre en la pared de estos días.

Mujer

La mujer pasa por mi vida
como el otoño
por los árboles y sus hogueras
siempre me deja un gusto amarillo
angustioso y en decadencia
siempre
un derrotero silencio
ahogando mi pecho,
después
sólo las hojas?
sólo las hojas... lloran!

Masoquismo

Sabes,
me he sorprendido buscándote
entre el tumulto y los recuerdos
como un ciego
que busca en una pieza oscura
un gato negro que no existe.
No quiero que seas otra sombra
que siga acrecentando el invierno
que cada año se ensaña
con todo lo que he querido.

La calidad de ser hombre
no es más que una musaraña
hecha con la astucia
del guiño y la sonrisa femenina:
“Conquistadores”...
dejémonos de tanta idiotez junta,
las mujeres como los dioses
hacen lo que quieren con uno,
aunque sea agriamente dulce
la rutina del cariño que utilicen.

Sabes,
me he sorprendido pensándote
entre mil ideas
que desorientadas cavilan por mi mente
como un loco
que medita en profundis
sobre la inmortalidad del cangrejo.
No quiero que seas otra sombra
me es suficiente con la colmena de heridas
que zumban carcomiéndome.


Sabes,
me he sorprendido solo
y que curioso masoquismo
he entristecido
por no poder abrazarte.