jueves, 18 de marzo de 2010

Oleaje

...y vuelvo hacia ti
con la insistencia de la ola
golpeando una y otra vez
sobre la superficie de tu boca
esos besos que estallan primero
y luego se extienden
sobre las arenas del delirio…

La pertenencia

¿Por que la vida se empeña

en sacarnos pedazos del alma

que no cicatrizan nunca?


¿Por qué la pasión no se muere

de golpe y porrazo

en vez de agonizar

en la crueldad del día a día?


¿Por qué apagamos esos besos

que nos quemaban el alma

con ese goteo de labios

llenos de rutina?


¿Por qué te vas y no creo que me muero

aferrado al último de tus suspiros?


¿Por qué dejo que la urgencia y la agonía

me llenen de seguridades que adormecen

o de razones sin delirio?


¿Por qué nos herimos

si nos amamos tanto?


¿Por que nos matamos con palabras

en vez de sembrarnos con la mirada,

bandadas de alegrías?


¿Será porque sé que te tengo

y que tú me tienes también?

Sentencia

No repetiré sobre tus labios

esa dulce condena mía,

que a la distancia,

no hace más que quemar.


Ni tampoco atardeceré mi piel

sobre la dulce esencia que te contiene toda

sin dejar espacio

para cuando necesito olvidar.


No abrazaré con mi aliento

el fuego que arde en tu mirada

ni dejaré volar

las caricias que te buscan siempre…


Dejaré que el tiempo cumpla su estatura.

Dejaré que “algún día” se transforme en realidad.

Aguardaré un siglo en eterna vigía

hasta que sea en ti mi vida

y sea yo el río de tu felicidad.