jueves, 20 de diciembre de 2007

El beso

Mi alma se recoge
como la espuma del mar cuando tirita.
Mi ser se contrae
como los colores de Septiembre
cuando se revolotea
encumbrado
en la sonrisa de un niño pobre.

Mis sentidos se agitan
como el canto
de la bandada que hacia el sur
sigue tu aroma.
Mi cuerpo se evapora
como la sal
entre los dedos de la arena
cuando el mar respira:

despierta el dormido
y mi corazón es un martillo
que golpea una y otra vez
con la luz de mi beso que se asoma
en el horizonte de tu boca.

¡Cómo puedes dar,
dar tanto!
¡Cómo puedes hacer,
hacer tanto!...con un beso.

Hoguera de tenecesito

Abrasadora mariposa
que entibias la mirada
de ese invierno en aguacero

absuloto e inplacable,
que me inunda y entristece siempre.
Tengo un bolsillo de ilusiones
abiertos como un manojo de esperanzas
que estallan cuando me miras.
Tengo una barajada de crepúsculos
que le florecen al ocaso
cuando amanece
en la puerta de tus sueños.

¡Ah compañera
ave predilecta del sentir!
Amor virgen que se riega en la aurora,
al rocío de alas felices.
Oleaje de abrazos.
Beso agudo
como flor abierta.
Caricia tenue
como pétalo deshojado.
Pasión cristalina
como manantial que se rompe,

en la boca del río desbordado.

Mujer gesto
mujer niña
mujer beso:
no me preguntes si te amo
no quieras averiguar lo que ya sabe
tu nombre cuando lo digo,
porque no hay
para el amor más sitio
ni hoguera de tenecesito
que el lugar de nuestras sombras
empinadas en un púrpura infinito.

Desnuda

Verte a ti desnuda
envuelta por la frágil
levitación del sueño
que deambula entre parajes
y proporciones.
Verte a ti desnuda
como una playa inclinada
donde olas
de mis caricias se orillan
una y otra vez
con infinita insistencia.
Verte a ti desnuda
es presenciar absorto
el origen del caudal
donde la pasión se desata.

Verte a ti desnuda
es presenciar absorto
un amasijo de vendavales
y hacia dentro caigo en ti
como hacia el acantilado,
desde la espesura de tu piel
empapado de plenitud
me dejo ir
por el tragaluz de tu cuerpo
iluminado
y en vértigo
mi amor da vueltas
hacia el verde oceánico
que en movimiento
te contiene.

Manifiesto

De todos los seres
para ti,
yo he separado
el fruto que le cae a la primavera
sobre el aura del ciruelo
cuando resplandece.
De todos los seres
para ti,
yo aleje
la ola del silencio que no canta
cuando el día te agota
y entristece.
Sobre todo lo existente
para ti,
yo he guardado
con celosa y delicada pasión
el resplandor de lo perdurable
y no descansé
hasta que todo
se respirara con tu fragancia.

Yo no sé decir desde cuándo
ni desde dónde,
es largo el camino
que hasta mi beso te trajo,
sin duda,
que el cielo se estremeció
muchas veces
mientras establecías
como el arco iris
la alianza
del amor a manos llenas.

Quien más que tú?

Cuánto te he amado
desde antes amor,
incluso mucho antes
que desde antes
y la cantidad infinita
que le cabe a cuánto.

Cuántas caricias
no te di
desde siempre,
orillado incluso al principio del tiempo
desde el comienzo de siempre.

Cuántas veces
no te abracé
en la guitarra
que hice cantar a solas
cuando la noche recién se abría
entre precipicios
y nubarrones.

Cuántos te quiero
no grité en tu oído
allá en la oscuridad
cuando Quellón dormía
ebrio de ensoñaciones,
leyendas y aparecidos.

Cuántas y
Cuántos, amor mío:

entonces llegaste, tú
tú, llegaste entonces,
llenando de celebraciones
el mundo por ti florecido.