martes, 6 de mayo de 2008

Eres

Eres como la actitud de la rosa
callada, entreabierta
y abotonada a veces,

que reina con su risa de cascada
en el jardín de lo que he querido.

Eres como el relámpago cobrizo
que va oxidando los árboles
hasta hacerlos llorar,

de lentas lágrimas de soledad
o como el amanecer
que silenciosamente se enciende

dejando al desnudo
las sombras

que de abandono enmudecen
a lo lejos.

Me vestí con ramas
que tu cortaste,
me cubrí de caminos
que tu exploraste
y desnudaste mi alma
de su cuerpo marchito
colgándola,
como blanca sábana al sol
que le florece a Septiembre,
en las caderas
de una guitarra campesina.

Tú no me conocías,
pero me descubriste
y como una rosa
entregaste a mi ser
el pétalo
de tu flor constelada.